Palestina y Discapacidad

La liberación p*lestina está interconectada con cada cuestión política contemporánea. Es una cuestión de derechos humanos, de libertad de expresión, de justicia racial, de respeto al derecho internacional, una cuestión queer, una cuestión de derechos de la infancia, de derechos de las personas discapacitadas, de lucha anticapitalista, de justicia climática…
En esta publicación nos centramos en la cuestión de la discapacidad, un concepto estrechamente relacionado con lo que sucede en Palestina desde hace décadas.
El genocidio es un evento que provoca discapacidades a gran escala y una forma de eugenesia.

Un niño de Gaza sin brazos


El plan del proyecto sionista incluye crear tantas discapacidades como sea posible: amputaciones, lesiones medulares, TEPT (trastorno de estrés postraumático) y otros daños psicológicos. Gaza tiene un porcentaje elevadísimo de población con discapacidad, desde generaciones antes del 7 de octubre de 2023.

Una niña de Gaza sin una pierna y con muletas

La práctica de disparar a las piernas

Una táctica militar de las fuerzas de ocupación, desde hace años, es disparar a las piernas de los p*lestinos para dejarlos discapacitados (el llamado “shoot to maim“, “disparar para mutilar”). Hay mucha documentación al respecto, por ejemplo sobre la Gran Marcha del Retorno, manifestación no violenta de 2018, cuando se desplegaron decenas de francotiradores para disparar contra la multitud, no solo matando a cientos de personas, sino también hiriendo a miles, muchas veces apuntando a rodillas y fémures.
Una antigua práctica del ejército durante la Primera Intifada era romper los brazos a los jóvenes que lanzaban piedras.
Son auténticas campañas de mutilación, prácticas sistemáticas, formas de tortura para debilitar la resistencia, con la ventaja para Israel de limitar el número de muertos y mantener una imagen internacional un poco más “limpia”, atrayendo menos atención mediática.

Seis hombres jóvenes de espaldas, algunos mirando el paisaje, otros mirando hacia atrás. Cinco de ellos tienen muletas y yesos en las piernas

Personas con discapacidad entre bombardeos y hambre

Entre las primeras personas en morir bajo los bombardeos de Isrel en Gaza (que ocurren desde hace décadas) están las personas con discapacidad.
Tienen limitaciones de movimiento y por eso les cuesta más ponerse a salvo, moverse entre los escombros para no asfixiarse, gritar para pedir ayuda y que los escuche la Defensa Civil.
Si nosotras dos estuviéramos en Gza y por puro azar una bomba no nos matara directamente, pero nos dejara atrapadas bajo los escombros, estaríamos prácticamente condenadas, ya que nos movemos muy poco por nuestra cuenta. Una persona sorda puede tener dificultades para orientarse y entender dónde están los rescatistas. Los primeros niños en morir de hambre —porque el acceso a la comida se bloquea como estrategia de exterminio, tal como se hacía en los campos de concentración— son los niños con discapacidad o con enfermedades crónicas. Un niño privado de alimentos muere antes que un adulto, pero muchas discapacidades, incluidas las nuestras, también te hacen más vulnerable a la falta de comida.

Yazan al-Kafarneh, de 10 años y con parálisis cerebral, murió de hambre el 4 de marzo de 2024 (sí, la gente ya lleva muriendo de hambre desde entonces, aunque los medios solo hablen de hambruna ahora). Puedes encontrar su foto, reducido a esqueleto, en redes.

Los traslados forzosos impuestos por Isrel concentran todas las posibles formas de sufrimiento imaginables: viajar bajo calor o frío extremos, en medios precarios, con miedo, sin destino seguro, llevando solo lo imprescindible o incluso nada.
Las órdenes de “evacuación” son una sentencia de muerte para muchas personas con discapacidad.

Un hombre anciano avanza con dificultad entre los escombros en una silla de ruedas manual, empujado y arrastrado por otros hombres


Apuntar contra hospitales significa, ante todo, hacer morir a la población con enfermedades crónicas o discapacidades.
La Franja de Gza tenía 36 hospitales en su pequeño territorio, precisamente porque regularmente —ya antes del 7 de octubre— eran bombardeados y, poco a poco, se reconstruían cada vez. Hoy prácticamente no queda ninguno en pie o funcionando. Y además, ¿cómo se orienta una persona ciega en una ciudad arrasada, sin referencias visuales porque todo son escombros, con poca electricidad, y sin poder contar con su teléfono, del que probablemente dependa más que otros? Se ve obligada a pedir ayuda constantemente o a quedarse en casa, si es que aún tiene una, o en una tienda donde ha sido forzada a vivir. Nosotras dos, con una discapacidad motora, usamos WhatsApp con frecuencia para pedir ayuda de un lugar a otro o incluso de una habitación a otra. Una persona sorda sin smartphone no puede acceder a información ni a recursos vitales. Para las personas con discapacidad en Gza no podrían existir condiciones peores: los servicios vitales básicos han sido destruidos.
El escaso acceso —incluso desde antes del 7 de octubre— a internet, electricidad y ayudas esenciales para la movilidad, la respiración o la alimentación, obliga a estas personas a una vida de segregación o las conduce directamente a la muerte.
En el recuento oficial de muertos desde octubre de 2023 no están contabilizadas todas las personas bajo los escombros, ni las muertas por hambre, ni las que murieron por no poder tomar cosas tan simples como un antibiótico, insulina, o medicamentos vitales para condiciones específicas.
Y entre esas personas habrá un número elevadísimo de personas con discapacidad.

El “disability washing” de Isr*el

Al mismo tiempo —y ya lo hemos dicho— Isrel también practica el disability washing, uno de sus innumerables intentos de limpiar su imagen internacional, al destacar que su ejército es tan inclusivo que recluta, con adaptaciones especiales, también a personas discapacitadas que así pueden disfrutar dee participar (¡qué suerte!).

Una soldada discapacitada en silla eléctrica saluda militarmente

Se llaman “Special in Uniform”, “Especiales en uniforme” (paternalismo, llévame contigo) y según los medios israelíes, estas actividades dan a las personas discapacitadas un propósito en la vida (porque, ya se sabe, si no, su vida sería triste y sin sentido).

Dos soldados posando, una de ellas con síndrome de Down

Pero recordemos que la sociedad isrelí no es, ni mucho menos, la sociedad atenta a los derechos de las personas discapacitadas que pretende aparentar.
Ya en los años 70 se intentaba limitar la inmigración de personas discapacitadas, y la promoción de la inmigración colonial en P*lestina insistía mucho en las capacidades físicas.

El anti-capacitismo y el antisionismo están conectados

La justicia para las personas discapacitadas no puede existir bajo el colonialismo, la ocupación militar, el apartheid y el imperialismo.
Nosotras, personas discapacitadas, sabemos lo que es ser deshumanizadas.
Conocemos bien la sensación de no ser impotentes, sino de ser puestas en condiciones de impotencia.
Sabemos lo que significa ser consideradas prescindibles.

¡Hacemos nuestra parte!
Movilicémonos, manifestemos, donemos a las campañas de recaudación.

Descripción de imágenes:
Chiara y Elena con kufiyas puestas, con olivos de fondo

Instagram

In English

Articolo originale in italiano

Lascia un commento

Il tuo indirizzo email non sarà pubblicato. I campi obbligatori sono contrassegnati *

Archivi
Categorie